Artículo 1779 Código Civil Título XI: Del depósito, Capítulo II: Del depósito propiamente dicho, Sección IV: De las obligaciones del depositante

El Artículo 1779 del Código Civil Título XI, capítulo II, sección IV, regula las obligaciones a las que debe estar sujeto el depositante, es decir, aquella persona que deposita un bien ajeno en poder de otra persona para su custodia. Esta sección del Código Civil Español señala los principales deberes y responsabilidades del depositante, así como los derechos que tienen los depositarios. En el presente artículo, se realizará una revisión detallada de dicho artículo, con el fin de clarificar el alcance de las obligaciones y responsabilidades que tiene el depositante.

Cuáles son las obligaciones del depositante

De acuerdo al Artículo 1779 del Código Civil español, el depositante tiene varias obligaciones que deben cumplirse, a saber:

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1. El depositante debe cumplir con todas las obligaciones que se deriven de la relación de depósito. Esto incluye el deber de cuidado y custodia de los bienes depositados.

2. El depositante debe notificar al depositario sobre cualquier cambio o alteración en los bienes depositados.

3. El depositante también debe restituir el bien depositado al depositario una vez que el depósito haya concluido. Esta obligación es especialmente importante para los bienes muebles, que pueden desaparecer si no se restituyen.

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4. El depositante debe responder por los daños que se le ocasionen al depositario a causa del incumplimiento de las obligaciones mencionadas anteriormente.

Es importante tener en cuenta que, si el depositante incumple alguna de estas obligaciones, el depositario puede presentar una demanda judicial para exigir el cumplimiento de sus derechos.

Qué es depósito Código Civil

El Depósito es un contrato que se regula por el Código Civil Español y establece que el depositante debe entregar una cosa a un depositario para que este se encargue de la custodia de la misma. El depositario debe cuidarla como si fuera suya, sin aprovecharse de la misma y sin modificarla.

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El Artículo 1779 del Código Civil Español establece las obligaciones del depositante. Estas obligaciones son:

– El depositante debe responder de los daños y perjuicios que pueda sufrir el depositario por la custodia de la cosa depositada.

– El depositante debe indemnizar al depositario por los gastos necesarios para la custodia de la cosa depositada.

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– El depositante debe responder de los daños y perjuicios que se produzcan por la desaparición de la cosa depositada, aunque esta desaparición se deba a caso fortuito o fuerza mayor.

– El depositante debe responder de los daños y perjuicios que se produzcan por el deterioro o la desaparición de la cosa depositada, aunque esto se deba a la negligencia o al incumplimiento de su deber de custodia por parte del depositario.

Es importante aclarar que el depositante debe responder de los daños y perjuicios producidos por la cosa depositada, pero no de los producidos por el depositario.

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Cómo se extingue el contrato de depósito

El artículo 1779 del Código Civil Español establece que el contrato de depósito se extingue por la devolución de la cosa depositada a su legítimo propietario, ya sea por el propio depositante o por un tercero. Esta devolución debe ser voluntaria, lo que significa que no puede ser forzada. Si el depositante no devuelve la cosa, se considera que el contrato se extingue por el transcurso del tiempo, es decir, cuando el tiempo establecido para el contrato se haya cumplido.

Además, el contrato de depósito se extingue por la renuncia del depositante o por la muerte de éste. Si el depositante muere o renuncia a su obligación, la obligación de devolver la cosa se transmite a sus herederos o sucesores. Por último, el contrato de depósito también se extingue si el objeto depositado se destruye o se pierde. En este caso, el depositante no es responsable de la pérdida.

En conclusión, el artículo 1779 del Código Civil de España establece que el depositante es responsable de cualquier daño causado al objeto depositado, a pesar de no ser el propietario. Este principio se aplica incluso a situaciones en las que el depositante no es el responsable directo del daño. Por ejemplo, si un objeto de alquiler es dañado por otra persona, el depositante será el responsable de reemplazar el objeto o reparar el daño. Por lo tanto, es importante para los depositantes mantener una cobertura adecuada para cubrir cualquier pérdida o daño que puedan ocasionar.

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